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10 técnicas de afrontamiento que puede utilizar con su hijo

1.
Ejercicios de respiración
Una forma de calmarse y volver a concentrarse es concentrarse en la respiración. Un ejercicio que me gusta hacer con mi hija es la «respiración de galleta». He oído un par de variaciones diferentes de esto, como centrarse en la exhalación como si estuviera soplando para enfriar una galleta caliente. La forma en que lo hacemos es inspirando profundamente, simulando oler galletas recién horneadas, y yo siempre le pregunto qué tipo de galleta huele. Suele elegir galletas de mantequilla de cacahuete o galletas monstruo (aunque, al parecer, nuestras expectativas sobre lo que es una galleta monstruo difieren). También puedes combinar ambas ideas. Sin embargo, ha sido increíble porque he notado que lo usa por su cuenta, y también puede percibir cuándo necesito refrescarme y me dice: «Mamá, respira» o «¿Necesitas oler unas galletas de chocolate?». También existen otros tipos de ejercicios respiratorios; ¡sé creativo!


2.

Mindfulness/Meditación
«Mindfulness significa prestar atención de una manera particular: a propósito, en el momento presente y sin juzgar». – Jon Kabat-Zinn Aquí tienes un vídeo con un poco más de explicación: Meditación 101: Guía para principiantes. Este estado mental requiere práctica y es normal que la mente divague; sólo hay que reconocerlo y volver a él. Un tarro de purpurina puede utilizarse de varias formas para fomentar la atención plena en los niños (¡y es una manualidad divertida que podéis hacer juntos!) También hay disponibles varias aplicaciones gratuitas que pueden guiarte a través de la meditación; solo tienes que buscar «atención plena» o «meditación» en la App Store o en Google Play.


3.

Las actividades físicas
reportan muchos beneficios: producción de endorfinas, reducción del estrés, mejor sueño, etc. El yoga es un ejemplo de actividad con varios beneficios adicionales. Si esto es algo que no has probado antes, puedes encontrar vídeos instructivos en Internet: elige uno que se ajuste a los intereses de tu hijo y ¡diviértanse juntos!


4.

Juego de rol
Los niños pueden utilizar el juego como una forma de ayudar a procesar lo que está sucediendo en sus vidas. Si les prestas atención, podrás saber más sobre lo que les preocupa, cómo ven el mundo e incluso podrás unirte a ellos para ayudarles a superar ciertas situaciones (como un miedo que puedan tener). Procura no abrumarles con tu presencia y deja que tomen la iniciativa.

5.
Tacto suave
La oxitocina (la hormona de la «paz y la calma») se libera al abrazar o abrazar. Si tu hijo está dispuesto, también puedes ayudarle a relajarse con un masaje. Puedes empezar a hacerlo con tu bebé mediante el masaje infantil. A los niños mayores les pueden gustar los masajes con cuentos, en los que se narran historias tranquilizadoras y se representan con movimientos suaves. Por ejemplo, puedes hablar de animales que caminan siguiendo distintos patrones y acaban durmiéndose al final de la historia; o de patrones meteorológicos que cambian de lluvia a nieve a sol y tiempo tranquilo. Este tipo de masajes se hacen encima de la ropa, no requieren materiales especiales, sólo duran unos minutos y pueden ser muy relajantes.


6.



Tiempo especial


Acostúmbrese a conectar regularmente con su hijo y a participar en lo que le interesa. Esto puede ayudar a construir su relación a través de los tiempos difíciles, y con suerte, esta relación fomenta una confianza que puede ayudar a su hijo a compartir sus pensamientos, sentimientos y luchas con usted.

7.
Mantener las rutinas
Cuando llegan tiempos difíciles, a menudo también se producen cambios en la vida. En la medida de lo posible, mantén las rutinas antes de acostarte (y cualquier otra) que ya hayas utilizado. Los cambios son difíciles de afrontar, pero la estructura y la familiaridad de las rutinas proporcionan una sensación de seguridad y comodidad que, de otro modo, podría perderse en la confusión.


8.

Utilizar palabras para los sentimientos y resolver problemas juntos
Esto puede denominarse «coaching emocional». Puede ser increíblemente frustrante (y a veces incluso aterrador) para un niño tener «grandes sentimientos» pero no saber cómo expresarlos adecuadamente. Algunas formas de ayudarles a reconocer sus sentimientos son leer libros sobre las distintas emociones, hacerles saber cómo te sientes tú y nombrar las emociones que les ves manifestar. Una vez que hayan reconocido la emoción, ayúdales a saber qué hacer al respecto (por ejemplo, que un niño se sienta enfadado no significa que esté bien pegar a otros niños. Ayúdale a pensar en soluciones que consideres adecuadas). Para que su hijo afiance aún más el concepto, puede realizar una sencilla actividad de mapeo corporal. Pídele que se tumbe en un papel grande y trace el contorno de su cuerpo, o dibuja un contorno sencillo de un cuerpo en un papel de tamaño normal. Puedes pedir a tu hijo que reconozca en qué parte de su cuerpo siente una emoción y que dibuje cómo se siente.

9.
Conéctate con los que te rodean
Cuando te enfrentas a algo difícil, salir de casa puede parecer abrumador, pero también puede ser refrescante salir a la comunidad. Podrías participar en un evento cercano, encontrar formas de servir o programar una cita para jugar (¡tú y tus hijos!). En realidad, sé que esto es difícil de hacer. Y eso está bien. En su lugar, llame por teléfono a un familiar o amigo o hable con un vecino. Fomente también estas oportunidades sociales para su hijo. Las conexiones sociales fomentan la resiliencia. Resista el impulso de aislarse.

10. Busque los recursos adecuados cuando los necesite A veces, lo que usted y su familia pueden estar atravesando es más de lo que pueden manejar solos. No es un signo de debilidad. Aunque sea difícil, no pasa nada por pedir ayuda. Si no está seguro de qué tipos de recursos hay disponibles en su comunidad, nuestros especialistas en apoyo a los padres estarán encantados de ayudarle investigando los recursos existentes en Utah. Llámenos al 801-691-5322.

Es importante tener en cuenta que, a veces, las reacciones de tu hijo ante un acontecimiento pueden no parecerte un gran problema a ti como adulto (como la indignación que se produce cuando la cara que dibujaste en el conejito no es lo suficientemente feliz; mi hija se enfadó mucho una vez por esto, pero más tarde me di cuenta de que este acontecimiento desencadenó su intensa necesidad de complacer a los demás y hacerlos felices). El comportamiento de los niños tiene un significado, y las luchas a las que os enfrentáis juntos (tanto las grandes como las pequeñas) ofrecen grandes oportunidades de conexión.

¿Qué te pide tu hijo que reconozcas cuando parece estar «portándose mal»?

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