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Juego imaginario

Todos recordamos los días de diversión jugando con nuestros amigos cuando éramos más jóvenes. Ya fuera jugando al «House» o al «School» o incluso siendo Chef en un restaurante de lujo. De lo que no nos dimos cuenta a esta temprana edad mientras nos divertíamos, es que el juego de simulación tiene importantes beneficios para el desarrollo del niño. El querido Sr. Rogers dijo: «A menudo se habla del juego como si fuera un alivio del aprendizaje serio. Pero para los niños, el juego ES aprendizaje serio».

A veces, el ritmo acelerado de nuestras vidas puede hacer que los niños no tengan tiempo para jugar tan a menudo. Sin embargo, es muy importante dedicar tiempo a este juego para su hijo. He aquí algunas razones:
Fomenta la empatía. A través del juego imaginario, los niños ensayan distintos papeles y ven su mundo con otros ojos. Esto amplía su visión del mundo y les da la oportunidad de pensar en cómo otros experimentan el mundo. También ayuda a los niños a relajarse y escuchar las ideas de sus compañeros, a considerar sus sentimientos sobre su papel en el escenario de juego y a trabajar juntos para asegurarse de que todos los jugadores se divierten.
Los niños practican habilidades de interacción social. El juego en grupo consiste en trabajar juntos por un objetivo común: la diversión. Cuando los niños juegan juntos, aprenden a resolver conflictos, negociar, delegar, escuchar y respetar turnos. Aprenden a trabajar juntos y a cuidarse mutuamente para poder seguir divirtiéndose en grupo.

Los niños desarrollan habilidades de pensamiento complejas y de orden superior. El juego imaginario, lo creas o no, requiere reflexión y planificación. Puede parecer caprichoso para un padre que lo vea desde lejos, pero es cualquier cosa menos eso para los niños que participan en la obra. El juego de simulación implica estrategias de pensamiento, comunicación y habilidades sociales. Los niños dedican tiempo a planificar el tema del juego, dividir las tareas, negociar los papeles, transferir conocimientos de una situación a otra, equilibrar sus propias ideas con las de sus amigos y elaborar un plan de acción.

Los niños crean conexiones. Participar en juegos imaginarios crea vínculos positivos. Los niños aprenden a sintonizar con las emociones de los demás y a forjar amistades y relaciones. Esto también ayuda a proteger contra el estrés y recuerda a los niños que tienen personas de apoyo en sus vidas.

Siempre que sea posible, acepte la invitación a jugar con su hijo. Cuando, como padres, nos tomamos el tiempo de jugar y vivir en sus mundos, demostramos a nuestros hijos que estamos ahí para ellos. Cuanto más apoyen los padres el juego en casa, más lo practicarán los niños y más tiempo lo utilizarán.
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