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Motricidad fina – Segunda parte: ¿Qué implica?

Desde que nos enteramos de la importancia de la motricidad fina (que afecta a las habilidades de aprendizaje relacionadas con la higiene, el rendimiento académico, la forma de relacionarse con los compañeros, etc.) en otra entrada del blog, veamos qué otros tipos de desarrollo intervienen en el desarrollo motor fino, como el cruce de líneas medias, el control motor ocular y la coordinación mano-ojo. Siga leyendo para conocer los aspectos básicos de cada uno de ellos.

Cruce de la línea media

Según Kid’s Sense «la línea media del cuerpo es una línea imaginaria que discurre por el centro del cuerpo y lo divide en izquierda y derecha. Cruzar la línea media del cuerpo es la capacidad de alcanzar el centro del cuerpo con los brazos y las piernas. Esto permite a los niños cruzar su cuerpo para realizar una tarea en el lado opuesto de su cuerpo (por ejemplo, ser capaz de dibujar una línea horizontal a través de una página sin tener que cambiar de mano en el medio, sentarse con las piernas cruzadas en el suelo o ser capaz de insertar las piezas de un puzzle utilizando la mano derecha dominante cuando el puzzle está colocado en el lado izquierdo del cuerpo).»

He aquí algunas actividades para facilitar el cruce de la línea media:

  • Manualidades: Enhebrar cuentas, cortar y pegar, doblar papel.
  • Marionetas de dedo: Colocar marionetas de dedo en una mano y animar al niño a retirarlas con la mano contraria.
  • Bloques y percusión: Hacer que el niño golpee bloques o instrumentos de percusión en su línea media.

Control motor ocular

Los tres tipos básicos de movimientos oculares que componen el control motor ocular según Lowcountry Therapy son:

  • Fijación: capacidad de mantener la mirada fija sin desviarse del objetivo.
  • Sacadas: la capacidad de nuestros ojos para realizar saltos precisos al cambiar de objetivo.
  • Persecuciones: la capacidad de nuestros ojos para seguir un objetivo en movimiento

Imagina que aprendes a escribir pero te cuesta alternar entre mirar la pantalla y el teclado. Si tu hijo parece tener problemas con las sacadas u otros movimientos oculares, prueba a practicar estas actividades:

  • Utiliza una linterna contra el techo. Haga que el niño se tumbe boca arriba o boca abajo y siga visualmente la luz en movimiento de izquierda a derecha, de arriba abajo y en diagonal.
  • Encuentra imágenes ocultas en libros o revistas como Highlights for Children.
  • Practica las actividades del laberinto.

Coordinación óculo-manual

La motricidad visual es la que conecta lo que ves con los movimientos de tu cuerpo. Hacen que podamos coger una letra o un dibujo que veamos y recrearlo con nuestro propio lápiz y papel. Entender dónde está nuestro cuerpo en el espacio y relacionarlo con lo que vemos puede que no se desarrolle plenamente hasta los 6-9 años, pero un niño puede trabajarlo con actividades como ésta:

  • Lanza bolsas de judías/pelotas Koosh® a un hula-hoop colocado en el suelo. Aumente gradualmente la distancia.
  • Juega a lanzar y atrapar una pelota. Empieza con una bola grande y ve haciéndola más pequeña. (Las pelotas Koosh® son más fáciles de atrapar que una pelota de tenis).
  • Practica golpeando bolos con una bola. (Puedes comprar estos juegos o hacer los tuyos propios con botellas de refresco y una pelota pequeña).
  • Juega a «Golpea el globo» con un globo de tamaño mediano.

Al prestar atención al cruce de líneas medias, al control motor ocular y a la coordinación mano-ojo durante los primeros años de vida de su hijo, se asegura el éxito no sólo en el ámbito de la motricidad fina, sino también en la independencia, la autoestima y las relaciones con los demás más adelante.

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