Durante los últimos 137 años, Children’s Service Society of Utah se ha implicado en el bienestar infantil en todo el estado capacitando a familias, cuidadores y profesionales a través de servicios que apoyan la seguridad y el bienestar de los niños. Durante este tiempo, los defensores han trabajado con niños y familias en diversos entornos, fomentando un apego y un vínculo saludables y esforzándose por garantizar que todos los niños se sientan seguros y atendidos.
En 2002, Children’s Service Society abrió sus puertas a las familias de acogida. Entendiendo que no todas las familias cuentan con padres que estén presentes en la vida de sus hijos, pero que hay otros parientes y amigos de la familia en todo el estado y en todo el país que quieren y cuidan a los niños como deberían hacerlo unos padres. GRANDfamilies se creó como un programa para ayudar a las familias a afrontar el cuidado por familiares, el duelo y la pérdida, el apego, la prevención del abuso de sustancias y mucho más.
En nuestro empeño por ayudar a las familias a comprender las complejidades del trauma y el apego, hemos reunido información sobre cómo fomentar un apego sano a través de los cinco sentidos.
El apego es el vínculo entre un niño y su cuidador. Este vínculo determina cómo se relacionará el niño. Una forma fácil de entender la importancia del apego desde una edad temprana es considerar el ciclo de cómo los niños desarrollan la confianza. El ciclo comienza cuando el niño tiene una necesidad. Digamos que tienes un recién nacido. Tu bebé tiene hambre (necesidad), así que expresa esa necesidad llorando (excitación displacer). Usted, como cuidador, hará todo lo posible por satisfacer esa necesidad. Coges a tu bebé en brazos, lo meces y le das de comer (gratificación). Se satisfacen las necesidades del bebé, que alcanza una etapa de relajación hasta que surge otra necesidad. Cuando el bebé mostró por primera vez signos de desagrado y usted satisfizo su necesidad, le reforzó que podía confiar en usted para satisfacer sus necesidades futuras y empezó a formarse un apego sano.
A medida que los niños crecen y se desarrollan, sus necesidades cambian. Pero el ciclo presentado anteriormente no cambia. Debemos encontrar la manera de satisfacer las necesidades de nuestros hijos y fomentar formas sanas de apego. Para ello, hay que centrarse en los cinco sentidos:
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- Huele. La glándula olfativa está junto a la parte de la memoria del cerebro. Por eso los olores pueden desencadenar recuerdos, tanto positivos como negativos. Los niños pueden responder bien a los olores que desencadenan recuerdos positivos. Por ejemplo, el olor de las galletas o el pan que se cuecen en la cocina, la aplicación de lociones en la piel con aromas que les gusten o jugar al aire libre, donde pueden percibir los olores del aire fresco, las flores, los árboles y la naturaleza que les rodea. Tome nota de qué olores proporcionan una experiencia positiva a su hijo y cuáles no.
- Toca. ¿Sabías que 8 toques al día ayudan a mantener la estabilidad, y 12 toques al día ayudan a la curación emocional? El tacto es muy importante. Sin embargo, es igualmente importante ser consciente de la tolerancia de tu hijo al tacto, lo que significa pedirle permiso para tocarle mientras trabajas para desarrollar ese apego saludable. «¿Puedo darte un abrazo?» es una forma sencilla de demostrar que respetas sus límites y que te gustaría demostrarles tu cariño de una forma con la que se sientan cómodos. Una forma sencilla de dar ese toque es poner un poco de loción en la palma de la mano. Pregunta a tu hijo si puedes compartir un poco con él. Si la respuesta es afirmativa, puedes frotarles las manos con la loción de tu mano. Ejemplos de buenas caricias pueden ser los besos (dependiendo de la edad y cuando proceda), los abrazos, el cepillado del pelo, las cosquillas suaves en los brazos o la espalda y la aplicación de lociones.
- Gusto. Es importante evitar las discusiones por la comida. Los sabores y texturas de los alimentos afectan a las personas de distintas maneras. Toma nota de los alimentos preferidos de tu hijo y proporciónaselos siempre que las circunstancias lo permitan. Su hijo puede experimentar atracones de comida; es decir, puede tener un cambio en el apetito o en los comportamientos alimentarios. Sea sensible a las necesidades de su hijo en este ámbito. También cabe destacar (para todos los amantes del chocolate) que el azúcar reduce el dolor y el chocolate aumenta las endorfinas. Un capricho dulce de vez en cuando puede ser bueno.
- Sonido. La estimulación sonora puede tener muchos efectos en los niños. Si el entorno es demasiado ruidoso, pueden tener dificultades para regular sus emociones y sentirse abrumados. Algunos ejemplos de cómo fomentar un apego sano a través del sonido son cantar, leer en voz alta a tu hijo, recitarle canciones infantiles/poemas y hablarle mientras vas en el coche o te sientas a la mesa.
- Visual. Del mismo modo que un exceso de estímulos sonoros puede influir en el comportamiento de un niño, también pueden hacerlo el desorden y el desorden, que pueden resultar abrumadores a los ojos del niño. El orden y la limpieza, los colores y las texturas, y la forma en que te presentas (sonrisas, brazos abiertos, etc.) pueden influir positivamente en tu hijo.
Cada niño es único y responderá de forma diferente a los distintos intentos de establecer un vínculo afectivo. Es importante conocer las necesidades de tu hijo, su personalidad y aquello con lo que se siente o no cómodo. La esperanza es que, al conocerles en su situación actual y seguir estos consejos, puedas ayudar a tus hijos a desarrollar un apego y una confianza sanos.