El otro día leía un artículo que hablaba de estudios a favor de que los niños pequeños disfrutan y desean sinceramente tener oportunidades de ayudar a quienes les rodean. Al terminar el artículo, me pregunté: «¿adónde va todo ese ‘espíritu de ayuda’ cuando se hacen mayores?». ¿Y por qué algunos niños mayores están más dispuestos a ayudar que otros? ¿Por qué algunos niños tienen más motivación intrínseca?
Los detalles de la motivación
La motivación se suele clasificar en dos categorías: intrínseca y extrínseca. Intrínseco significa que alguien está motivado para hacer algo según un deseo y una decisión internos. Extrínseca, en cambio, es cuando alguien recibe motivación a través de factores externos (por ejemplo, recompensas, intercambio de servicios, reconocimiento, etc.). Algunos se preguntarán por qué importa la diferenciación si ambos tipos de motivaciones consiguen «hacer el trabajo». La diferencia se ve cuando observamos nuestras tareas cotidianas, especialmente como adultos; ¡la mayoría de nuestras tareas y responsabilidades no tienen recompensa! La mayoría de las tareas «gratificantes» en realidad no lo son, tomemos como ejemplo la paternidad y cualquier oportunidad de servicio. Aunque es tentador decir que algunos niños son simplemente «mejores» por su visible deseo intrínseco de ayudar y hacer otras cosas beneficiosas, ¡no es así!
La clave está en el artículo que he mencionado anteriormente. El estudio demostró que todos los niños observados en determinadas condiciones se mostraban serviciales cuando se les daba la oportunidad. De hecho, muchos estaban entusiasmados por hacerlo. Aceptando esta premisa, de que todos los niños empiezan más o menos igual en cuanto a su deseo y motivación para ayudar en las tareas, ¿qué debe hacer un padre cuando su hijo se ha «bajado del carro beneficioso», por así decirlo?
Reforzar el carro de los beneficios
Afortunadamente, los investigadores ya han estudiado este interesante fenómeno social. En este artículo de investigación en el que se revisan estudios anteriores sobre la motivación intrínseca en la primera infancia, se descubrieron diez factores que son los más influyentes en el desarrollo de este tipo de motivación:
1. Proporcionar un entorno receptivo.
En lenguaje normal, esto significa que los juguetes y cuidadores que rodean al niño no sólo son interesantes, sino que se interesan por su aprendizaje. Tanto los juguetes como los cuidadores desempeñan un papel en el continuo afán de exploración.
2. Cuidar de forma coherente y receptiva.
Ser coherente y receptivo como cuidador significa interesarse por lo que tu hijo explora o quiere mostrarte.
3. Apoyar la autonomía de los niños.
Deje que su hijo explore lo que quiera y donde quiera, dentro de unos límites seguros.
4. Establecer relaciones estrechas.
Como se muestra en el Círculo de seguridad, los niños se sienten seguros y cómodos explorando su entorno cerca de alguien en quien confían y con quien se sienten seguros.
5. Establecer Atención Conjunta.
Encontrar oportunidades para compartir un momento o participar en una tarea juntos. Esta relación reforzará su voluntad y seguridad a la hora de querer hacer las cosas por sí mismos.
6. Proporcionar un buen modelo de motivación.
El artículo afirma que hay tres características esenciales para ser un buen modelo de motivación: persistencia, preferencia por los retos y entusiasmo.
7. Proporcionar desafío.
A medida que un niño realiza más tareas por sí solo o con poca ayuda, va ganando confianza -o autoeficacia- en su capacidad para llevarlas a cabo y ser competente.
8. Fomentar la resolución de problemas por parte de los niños.
Para que un niño siga interesado en mejorar o en sentirse valioso, es importante seguir ofreciéndole oportunidades que estén justo por encima de sus capacidades actuales para que se sienta retado a encontrar una solución a la tarea.
9. Fomentar la autoevaluación.
La autoevaluación es diferente a ser crítico con uno mismo. La autoevaluación sugiere mejora en lugar de devaluación. Los padres pueden hacerles preguntas para fomentar la autoevaluación, como «¿estás contento con tu obra final?», dándoles la opción y la libertad de hacer cualquiera de las dos cosas. Y si el niño ya muestra esta capacidad, coméntale cómo aprecias su evaluación de sus logros.
10. Utilice las recompensas con moderación y cautela.
Se ha demostrado que las recompensas disminuyen la motivación intrínseca. Esto no quiere decir que las recompensas no tengan una función adecuada en la realización de tareas o la responsabilidad. Como ya se ha dicho, utilícelos con moderación y precaución en función de su hijo.
Herramientas, experiencia y apoyo adecuados
Aunque no se trata de una ecuación exacta para la motivación intrínseca de todos los niños, estos factores han demostrado ser grandes indicadores para conseguir un niño que no sólo esté dispuesto a explorar su entorno sintiéndose seguro en sus relaciones familiares, sino también un niño que experimente autoeficacia y confianza para lograr cosas difíciles por sí mismo. Con estas herramientas, experiencias y apoyo, los niños pueden hacer lo que más les gusta: ayudar y hacer el bien. Así que la próxima vez que estés ocupado tachando una tarea, haz una pausa. ¿Su hijo pequeño quiere unirse y ayudar? ¡Déjales!