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Ser padres teniendo en cuenta el temperamento

¿Alguna vez se ha preguntado cómo su hijo puede reaccionar y comportarse en situaciones tan distintas a las suyas? Aunque no cabe duda de que los padres influyen en el comportamiento y los modales de los niños, el temperamento también es una influencia única que el niño aporta por sí mismo. Hay que tener en cuenta el temperamento no sólo para que la crianza tenga éxito, sino también para que exista un vínculo seguro entre padres e hijos, lo que repercute en la exploración, la independencia y las relaciones del niño en el futuro. El objetivo de este post es entender mejor qué es el temperamento y cómo orientar tu estilo de crianza para tener armonía en casa y niños seguros en el presente y en el futuro.

Según el Center of Parenting Education, hay 10 rasgos que conforman el temperamento. Estos 10 rasgos son: Intensidad, Nivel de actividad, Regularidad, Calidad del estado de ánimo, Sensibilidad emocional, Sensibilidad sensorial, Adaptabilidad, Acercamiento/retraimiento, Distracción y Persistencia. Otro artículo explica que los niños con temperamentos «difíciles» son aquellos que reaccionan ante el mundo de forma negativa e intensa, mientras que los niños «fáciles» se describen como positivos y más tranquilos. No existe un temperamento «correcto» o «incorrecto», simplemente diferente. Por ejemplo, a un progenitor fácil de llevar le puede resultar difícil tener un hijo rígido y tímido. Del mismo modo, a un progenitor más tranquilo y menos comunicativo puede resultarle difícil tener un hijo activo y hablador. Si parece que hay algún tipo de desajuste entre padres e hijos, no se desanime. La bondad del ajuste será a veces baja, y siempre variará, entre padres e hijos en lo que se refiere al temperamento. La clave para tener éxito en cualquier vínculo es la flexibilidad. De cero a tres explica que la reacción y el comportamiento de los niños pueden en gran parte influirse y adaptarse si los padres les presentan diferentes situaciones en pequeños pasos. También es importante señalar que la adaptabilidad y flexibilidad del niño también serán un reflejo de la flexibilidad y adaptabilidad de los padres. No se trata de cambiar a tu hijo, sino de trabajar con él.

Una gran pregunta que debe hacerse cuando se vea a sí mismo luchando por encajar con el enfoque de la vida de su hijo, específicamente cuando no le está perjudicando a él o a otros, es: «¿Estoy viendo esto como ‘correcto o incorrecto’?». Si su respuesta es afirmativa, es posible que lo esté mirando a través de una lente que no sólo sofocará la individualidad de su hijo, sino que también propiciará una mayor confusión y perturbación de su vínculo. Busque formas de adaptar su estilo de crianza a las necesidades de su hijo: ¿necesita más límites o recordatorios, o necesita más tiempo para sí mismo?

No es poca cosa. Crear un vínculo fuerte y sano con tu hijo que no sólo le ayude a sentirse seguro contigo, sino lo suficientemente seguro como para explorar y crear otros vínculos con otras personas en el futuro, requiere trabajo y esfuerzo diligentes. Al modificar tu estilo de crianza, a menudo te encontrarás sacrificando un objetivo o deseo a corto plazo por algo que será mucho más fructífero en el futuro. Por ello, en Ayúdame a Crecer elogiamos a todos los padres que buscan constantemente ayudar y elevar a sus hijos en la heroica empresa de la paternidad, donde siempre hay algo más que aprender y algo más que limpiar.

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