Todos los años, el primer miércoles de febrero, se celebra en Estados Unidos el «Día de las niñas y las mujeres en el deporte». Esta festividad se celebró por primera vez en 1987 en honor de la mejor jugadora de voleibol de su época, Flo Hyman, que trabajó incansablemente por la igualdad en el deporte. Aunque murió de un trastorno genético mientras jugaba en Japón, su legado perdura. El Título IX fue una ley pública aprobada en 1972 que exigía la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres en los deportes de los centros públicos. Antes de este cambio legislativo, sólo 1 de cada 27 niñas podía practicar deportes. Hoy celebramos el impacto que han tenido las atletas femeninas y los beneficios de incluir a las mujeres en el deporte. Con mujeres como Serena Williams, Simone Biles y Lindsey Vonn a la cabeza, las mujeres han demostrado que merecen un lugar en el candelero del atletismo.
Pero, ¿cuál es el problema de hacer deporte? Los padres de todo el mundo tienen la oportunidad de influir positivamente en la salud social, emocional, mental y física de sus hijos, así como en su éxito educativo y profesional, involucrando a sus hijos en el deporte.
En la categoría de habilidades sociales, es más probable que los niños comprendan y utilicen el trabajo en equipo, entablen amistad con sus compañeros y relaciones con modelos de conducta, y se conviertan en mejores comunicadores en general. Su exposición a muchos niños a través de los eventos deportivos les ayuda a celebrar las diferencias y a ver lo bueno de cada uno.
Desde el punto de vista emocional, el deporte puede ayudar a desarrollar la confianza en uno mismo, crear una sólida red de apoyo, fomentar el respeto por los demás y por uno mismo, así como reducir los índices de ansiedad y depresión. Los deportistas deben aprender a afrontar los reveses o las derrotas y a mantener el optimismo. La investigación ha demostrado que la salud mental general mejora mientras se practica deporte y aumenta la satisfacción vital en su conjunto.
La participación en deportes también tiene un gran impacto físico en un niño que crece y se desarrolla. Está demostrado que el deporte aumenta la capacidad cardiovascular, facilita el crecimiento sano de huesos y músculos y mejora la coordinación y el equilibrio. El riesgo de diabetes y obesidad del niño disminuye y, lo que es más importante, se crea un hábito que ayuda a animar al niño a mantenerse físicamente activo durante toda su vida.
La configuración única de los deportes también ofrece a los niños la oportunidad de practicar la gestión del tiempo, la fijación de objetivos y la resolución de problemas. La memoria y la concentración de un niño pueden aumentar a medida que pasa tiempo practicando y jugando cada semana, y el deporte inspirará la creatividad a través del juego y el ensayo y error. Curiosamente, los deportistas de secundaria tienen más probabilidades de asistir y graduarse en una universidad de cuatro años.
Desde las pequeñas ligas de béisbol hasta las clases de gimnasia de la YMCA, puede ayudar a su hijo a encontrar algo que le apasione. El deporte puede convertirse en una válvula de escape positiva y alegre para sus hijos y en una forma estupenda de pasar el tiempo libre.
